lunes, 9 de agosto de 2010

CUENTOS CREADOS

EL CABALLO DE FUEGO

Había una vez un caballo blanco, muy hermoso y rápido, su nombre era Rocinante, él caballo vivía en Huaraz en una pequeña cabaña. Su dueño era Don Gaspar y su esposa Doña Genoveva.
Un día Don Gaspar se llevó al caballo al hipódromo donde realizaban carrera y se hacían apuestas, lo ubico al caballo y salió rápidamente, el caballo iba ganando pero con tanta rapidez que salió volando prendido en fuego, entonces el dueño se lo llevó a su casa, todas las personas le hicieron ofertas para compran al caballo pero él no acepto porque quería mucho al caballo y lo había criado desde que era un potro.
Cuanto estuvo en su cabaña muchas personas vinieron a visitar a Rocinante, todos le decían el ‘‘Caballo de Fuego’’. Las personas eran de Huacho, Huaura, Sayán y otros sitios. Al día siguiente la familia Ramírez vino a visitar al caballo Rocinante.

Al día siguiente unos maleantes robaron a Rocinante y entonces el dueño llamó a la policía, entonces Rocinante logro escapar y su dueño lo encontró tirado en una pampa. Después de un tiempo el dueño decidió dejar en libertad a Rocinante, su despedida fue muy triste, lo dejaron en el campo libre. Después de un tiempo fueron a ver a Rocinante pero no estaba solo estaba con una hermosa yegua que estaba embarazada de Rocinante iba a tener 7 potros, 5 machos y 2 hembras. Entonces Don Gaspar se llevó a Rocinante y a la yegua a su cabaña.

Pero después de un tiempo la familia Sánchez robo a Rocinante y la yegua embarazada, pero no se percataron que Don Gaspar los iba persiguiendo en su camioneta, entonces los Sánchez sacaron su escopeta y comenzaron a disparar, pero ninguno de los disparos dio a la camioneta de Don Gaspar después lograron atraparlo en una curva gracias a la policía entonces pudieron recuperar a la yegua que en ese momento estaba pariendo sus potros.

Rocinante fue padre de 7 potros, entonces se pendió en llamas y se fue volando por los cielos con su familia y de ahí no se volvió a saber nada de el.

FIN

NICHO MENDOZA, JORGE


EL MOSTRUO DEL DESVÁN

La historia empezó cuando un niño subió a buscar un viejo libro en su casa. Todo estaba oscuro, pero entre las sombras pudo ver claramente dos ojos que le miraban fijamente, desde lo alto, con gesto terrible. Eran dos ojos grandes, separados casi un metro, lo que daba idea del tamaño de la cabeza de aquel horrible ser, que se lanzó hacia el niño.

Este gritó a todo pulmón, cerró la puerta con llave, y dejó al monstruo gruñendo en el desván.

Durante dos días el pueblo vivió aterrorizado. Los gruñidos del desván y los aporreos de la puerta continuaron, y las noticias de las crueldades de aquel "bicho" se extendían por todas partes. El número de tragedias y desgracias aumentaba, pero nadie tenía valor para subir al desván y plantar cara a la bestia.

Al poco pasó por allí un pescador español, cuyo barco ballenero había naufragado días atrás; parecía un auténtico lobo de mar indomable, un tipo duro; y aprovechando que conocía el idioma, los hombres del lugar le pidieron su ayuda para enfrentarse a la horrible criatura. El pescador no dudó en hacerlo a cambio de unas monedas, pero cuando al acercarse al desván escuchó los gruñidos de la bestia, torció el gesto, y bajando las escaleras pidió mucho más dinero, algunas herramientas, una gran red y un carro, pues si triunfaba quería llevarse aquel ser como trofeo.

A todo accedieron los del pueblo, que vieron cómo el español habría la puerta y desaparecía entre gritos profundos y estremecedores que cesaron al poco rato. Nunca más volvieron a ver al noruego ni a escuchar a la bestia. Tampoco nadie se atrevió a subir de nuevo al desván.

¿Queréis saber qué ocurrió tras la puerta? ¿Seguro?
Cuando el español abrió, pudo ver el ojo de Olav, su enorme y bravo timonel. El ojo se veía también reflejado en un espejo, dando la impresión de pertenecer a la misma cabeza, porque el otro ojo de Olav llevaba años cubierto por un parche. Ambos siguieron hablaron a gritos en su idioma, mientras el ballenero le contaba a su encerrado amigo que aquellas miedosas gentes le habían dado tanto dinero que podrían volver a tomar un barco y dedicarse a la pesca. Juntos encontraron la forma de escapar del desván, subir al carro y desaparecer para siempre.

Y así, el miedo, y sólo el miedo, empobreció a todo el pueblo y permitió recuperarse a los pescadores. Tal y como sigue ocurriendo hoy con muchas de nuestras cosas, en las que un miedo sin sentido nos lleva a hacer tonterías, e incluso permite a otros aprovecharse de ello.

FIN

ARÉVALO CHANGANA, BRIAN

LA CRIATURA DEL ESPEJO

La historia sucedió una noche en que yo me había quedado solo en casa, mis padres estaban de viaje y mi hermana durmiendo en casa de una amiga suya, yo... pues yo estaba de lo más normal, cené, vi algo de televisión y me acosté de lo más tranquilo, me dormí bastante rápido .

Cerca de las 12:25 de la noche (al menos esa es la hora a la que vi un reloj, cuando me volví a acostar luego de lo que os contaré) me desperté muy inquieto y angustiado, sintiendo que "alguien" me perseguía, lo cual a la vez me parecía bastante absurdo ya que en casa no había nadie más y mi perra ni siquiera ladraba. El saber que no había nadie cerca y sentirme así de angustiado , perseguido, francamente me confundía mucho y hasta me asustaba, entonces lo que hice fue dirigirme al baño para mojarme el rostro, esperando que la sensación se pasara.

La verdad es que fui corriendo al baño y cerré la puerta detrás mío, abrí inmediatamente el grifo del lavabo y empecé a mojarme la cara una y otra vez, tratando de respirar cada vez más calmado, hasta que sentí que ya era dueño de mí mismo nuevamente, entonces cerré el grifo, y alcé la mirada.

En este momento se me heló la sangre, frente a mí estaba el espejo del baño , un espejo de poco más de 1 metro de alto por unos 90 cms de ancho, y lo que yo veía en el espejo no era mi reflejo, si no una criatura sentada allí dentro , con las piernas cruzadas, no parecía llevar ropa, su piel era de un color gris ceniza, era calvo, de orejas puntiagudas pero no alargadas como las clásicas de los duendes y tenía la cabeza inclinada, como mirando hacia el suelo.

No se bien si pasó un segundo o varios minutos en que me quedé congelado viendo esa imagen en el espejo, pero entonces la criatura ésta levantó la vista, me miró directamente a los ojos y sonrió, con una sonrisa que no podría describir más que como "malvada" , y en su mirada me pareción "leer" un "ya te tengo...".

En ese momento yo salí corriendo del baño y me encerré en mi cuarto (es entonces que ví la hora), me acosté en mi cama y cerré los ojos tratando de dormir, de olvidarme de lo que acababa de ver.

Al día siguiente me desperté mucho más tranquilo, me levanté, recogí varias cosas que había hecho caer al piso al entrar corriendo a mi cuarto y salí (ya con bastante luz de día) a hacer mis cosas, hasta me convencí a mí mismo de que lo de la noche anterior no había sido más que pura autosugestión.

Pasó algún tiempo, más de medio año, y yo ya casi había olvidado el asunto, hasta que un día contando historias en una reunión de amigos, me dió por contar esa historia .

Estaba a la mitad de la historia, y cuando iba a describir a la criatura del espejo un amigo que había conocido hacía un par de meses me dijo :

- ¡¡¡ESPERA!!! LA CRIATURA QUE VISTE.... ¿ERA ASI, ASI, ASI? (aquí él hizo una descripción perfecta de lo que yo había visto en el espejo).

Yo me quedé sorprendido y le pregunté que cómo lo sabía, y entonces él me contó que él también había visto algo así, en circunstancias parecidas (soledad, de noche ya cerrada, la misma sensación de angustia y miedo) en su habitación (él vivía solo en una habitación alquilada en otra parte del centro de la ciudad).

Y después de eso nadie supo más de aquella horrible criatura.

FIN

CASTILLO VALLADARES, JUAN

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