Un día Don Gaspar se llevó al caballo al hipódromo donde realizaban carrera y se hacían apuestas, lo ubico al caballo y salió rápidamente, el caballo iba ganando pero con tanta rapidez que salió volando prendido en fuego, entonces el dueño se lo llevó a su casa, todas las personas le hicieron ofertas para compran al caballo pero él no acepto porque quería mucho al caballo y lo había criado desde que era un potro.
La historia empezó cuando un niño subió a buscar un viejo libro en su casa. Todo estaba oscuro, pero entre las sombras pudo ver claramente dos ojos que le miraban fijamente, desde lo alto, con gesto terrible. Eran dos ojos grandes, separados casi un metro, lo que daba idea del tamaño de la cabeza de aquel horrible ser, que se lanzó hacia el niño.
Este gritó a todo pulmón, cerró la puerta con llave, y dejó al monstruo gruñendo en el desván.
Cuando el español abrió, pudo ver el ojo de Olav, su enorme y bravo timonel. El ojo se veía también reflejado en un espejo, dando la impresión de pertenecer a la misma cabeza, porque el otro ojo de Olav llevaba años cubierto por un parche. Ambos siguieron hablaron a gritos en su idioma, mientras el ballenero le contaba a su encerrado amigo que aquellas miedosas gentes le habían dado tanto dinero que podrían volver a tomar un barco y dedicarse a la pesca. Juntos encontraron la forma de escapar del desván, subir al carro y desaparecer para siempre.
Y así, el miedo, y sólo el miedo, empobreció a todo el pueblo y permitió recuperarse a los pescadores. Tal y como sigue ocurriendo hoy con muchas de nuestras cosas, en las que un miedo sin sentido nos lleva a hacer tonterías, e incluso permite a otros aprovecharse de ello.
LA CRIATURA DEL ESPEJO
Cerca de las 12:25 de la noche (al menos esa es la hora a la que vi un reloj, cuando me volví a acostar luego de lo que os contaré) me desperté muy inquieto y angustiado, sintiendo que "alguien" me perseguía, lo cual a la vez me parecía bastante absurdo ya que en casa no había nadie más y mi perra ni siquiera ladraba. El saber que no había nadie cerca y sentirme así de angustiado , perseguido, francamente me confundía mucho y hasta me asustaba, entonces lo que hice fue dirigirme al baño para mojarme el rostro, esperando que la sensación se pasara.
La verdad es que fui corriendo al baño y cerré la puerta detrás mío, abrí inmediatamente el grifo del lavabo y empecé a mojarme la cara una y otra vez, tratando de respirar cada vez más calmado, hasta que sentí que ya era dueño de mí mismo nuevamente, entonces cerré el grifo, y alcé la mirada.
En este momento se me heló la sangre, frente a mí estaba el espejo del baño , un espejo de poco más de 1 metro de alto por unos 90 cms de ancho, y lo que yo veía en el espejo no era mi reflejo, si no una criatura sentada allí dentro , con las piernas cruzadas, no parecía llevar ropa, su piel era de un color gris ceniza, era calvo, de orejas puntiagudas pero no alargadas como las clásicas de los duendes y tenía la cabeza inclinada, como mirando hacia el suelo.
No se bien si pasó un segundo o varios minutos en que me quedé congelado viendo esa imagen en el espejo, pero entonces la criatura ésta levantó la vista, me miró directamente a los ojos y sonrió, con una sonrisa que no podría describir más que como "malvada" , y en su mirada me pareción "leer" un "ya te tengo...".
En ese momento yo salí corriendo del baño y me encerré en mi cuarto (es entonces que ví la hora), me acosté en mi cama y cerré los ojos tratando de dormir, de olvidarme de lo que acababa de ver.
Al día siguiente me desperté mucho más tranquilo, me levanté, recogí varias cosas que había hecho caer al piso al entrar corriendo a mi cuarto y salí (ya con bastante luz de día) a hacer mis cosas, hasta me convencí a mí mismo de que lo de la noche anterior no había sido más que pura autosugestión.
Pasó algún tiempo, más de medio año, y yo ya casi había olvidado el asunto, hasta que un día contando historias en una reunión de amigos, me dió por contar esa historia .
Estaba a la mitad de la historia, y cuando iba a describir a la criatura del espejo un amigo que había conocido hacía un par de meses me dijo :
- ¡¡¡ESPERA!!! LA CRIATURA QUE VISTE.... ¿ERA ASI, ASI, ASI? (aquí él hizo una descripción perfecta de lo que yo había visto en el espejo).
Yo me quedé sorprendido y le pregunté que cómo lo sabía, y entonces él me contó que él también había visto algo así, en circunstancias parecidas (soledad, de noche ya cerrada, la misma sensación de angustia y miedo) en su habitación (él vivía solo en una habitación alquilada en otra parte del centro de la ciudad).
Y después de eso nadie supo más de aquella horrible criatura.
FIN
CASTILLO VALLADARES, JUAN
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